Un martes por la noche, en el barrio de Fitzroy, en el centro de Melbourne, un grupo de jóvenes deportistas se reúne para practicar baloncesto en la cancha de Atherton Gardens. La mayoría viven en los rascacielos que se elevan sobre ellos. Este es su patio trasero. A primera vista, esta sesión trata de habilidades, pero también de derribar barreras, para que estos deportistas puedan encontrar la fuerza en las diferencias de los demás en igualdad de condiciones.